Coordinador Mesa de Diálogo Martin LutherKing Jr. *
El pasado lunes, 13 de febrero, falleció un
distinguido abogado, miembro fundador de la Mesa de Diálogo Martin Luther King
Jr. En los actos fúnebres del Lcdo. Hey-Maestre nos comprometimos a pronunciar
su nombre cuando surgiera una buena oportunidad. Hoy yo creo que es una buena
oportunidad para hacerlo porque nos encontramos en los cuarteles del gremio al
que perteneció. Y también porque lo que deseo compartirles en alguna medida
describe mucho de lo que caracterizó al Lcdo. Charles Hey Maestre: ¡un amigo
inolvidable!
Para propósitos de esta presentación, baste
refrescar la memoria de algunos datos pertinentes de King. Martin Luther King,
Jr. fue miembro de una familia descendiente de esclavos negros, de tres
generaciones de predicadores del Evangelio, en el sur segregado de los Estados
Unidos. Nacido en una familia negra de Atlanta, de clase media, educado,
intelectual destacado, y graduado con honores de la prestigiosa Universidad de
Boston como Doctor en Sagrada Teología. La elocuencia de sus frases poderosas,
su claridad y profundidad intelectual, combinado con el carisma que caracteriza
a los predicadores negros sureños, además de una asombrosa energía para el trabajo,
lo convirtieron en el líder más destacado e influyente del siglo pasado en
contra del discrimen, la guerra y por poco contra la pobreza en los EU. Junto a
un grupo de líderes negros sobresalientes estableció alianzas estratégicas sin
precedentes, compuesta por líderes y organizaciones de diferentes enfoques
políticos y religiosos, razas y grupos étnicos, círculos culturales y
sindicales. Aglutinó a su alrededor voluntades que se enfocaron en objetivos
claros mediante una metodología muy efectiva. Gracias a su poder de
convocatoria y rodeado de un liderato comprometido, construyó una fuerza que
organizó exitosamente demostraciones para crear presión efectiva al punto que
forzó que se aprobaran medidas importantes contra la segregación racial. King
era un estratega, un negociador y un vendedor persuasivo de sueños sociales.
Tenía la habilidad de “combinar la filosofía moral y religiosa con los
principales temas de los derechos humanos y laborales, lo que explicaba por qué
la gente lo llamaba constantemente para que se uniese a sus luchas”. Un
defensor dinámico e incansable de la idea moral de que una nación necesita un
proyecto cuyo eje central sea la justicia social y económica inclusiva para
alcanzar la paz.
Dr. Martin Luther King Jr.
Algo que queda escondido tras la imagen
reduccionista de un King poeta y de sueños enternecedores, de frases
estimulantes, muchas veces sacadas del contexto de resistencia social donde se
pronunciaron, fue la dirección que tomó King en sus últimos dos años previo a
su asesinado. La oposición de King a la guerra en Vietnam, atado a sus críticas
puntillosas de las pretensiones inmorales de los EU de “eliminar la pobreza en
el mundo mientras que era incapaz de hacerlo en los Estados Unidos”, le produjo
mucha resistencia y oposición. Ese King…no se comenta. De ese King apenas se
habla y no es casualidad. Para el 1967 y principios del 1968, King se había
radicalizado y estaba madurando la conexión del tema del racismo con el tema de
la justicia económica. En esos últimos años King hizo un esfuerzo extraordinario
por transformar un movimiento, que se había concentrado en el tema racial, en
uno que comenzara a enfocar el problema serio de la pobreza en los Estados
Unidos con propuestas socialistas. Al momento de su muerte estaba organizando
una nueva marcha, similar a la “Marcha por los Trabajos y la Libertad”,
celebrada el 23 de agosto de 1963 en Washington, D.C. Esta vez sería la
“Campaña de las Personas Pobres”. King estaba planeando llevar miles de
ciudadanos pobres a Washington para establecer una ocupación que escalara la
desobediencia civil, al punto de hacer que la ciudad no funcionara hasta que el
Congreso aprobara un programa masivo de parte del gobierno federal para hacer
realidad la creación de empleos o ingresos para cada ciudadano americano. La
prensa interesada lo acusó de comunista y anarquista.
Otro asunto que pocas veces se comenta, o
simplemente no se comenta, fue el optimismo que caracterizaba a King. Ese
optimismo era una fuerza espiritual poderosa inmensurable. Sin duda, un legado
de las generaciones de esclavos africanos que siempre mantuvieron la esperanza
viva en la libertad, en resistencia activa por diferentes medios. Era un
optimismo que se sentía y que no era necesario entender.
Y con lo antes dicho tenemos lo suficiente para aterrizar en el Puerto Rico de 2017. Nuestro Puerto Rico en el 2017 es el resultado de décadas de colonialismo capitalista con efectos económicos, políticos, emocionales y espirituales desbastadores. Sumen a lo anterior generaciones de políticos corruptos, de incompetencia administrativa, de clientelismo político generalizado en una cultura de jaibas y dependencia. Somos un territorio colonial, donde reina una junta imperial que nadie quiere pero que pocos resisten. Es el resultado de una falsa conciencia colectiva de desarrollo, de acomodos a un imaginario de prosperidad pero de una condición de subdesarrollo y país empobrecido. Donde su población de profesionales se desvanece en el corredor de un puente aéreo entre el Caribe y el territorio imperial.
Y con lo antes dicho tenemos lo suficiente para aterrizar en el Puerto Rico de 2017. Nuestro Puerto Rico en el 2017 es el resultado de décadas de colonialismo capitalista con efectos económicos, políticos, emocionales y espirituales desbastadores. Sumen a lo anterior generaciones de políticos corruptos, de incompetencia administrativa, de clientelismo político generalizado en una cultura de jaibas y dependencia. Somos un territorio colonial, donde reina una junta imperial que nadie quiere pero que pocos resisten. Es el resultado de una falsa conciencia colectiva de desarrollo, de acomodos a un imaginario de prosperidad pero de una condición de subdesarrollo y país empobrecido. Donde su población de profesionales se desvanece en el corredor de un puente aéreo entre el Caribe y el territorio imperial.
Un Puerto Rico donde en las próximas
semanas se anunciarán recortes brutales que nos hundirán aún en la bancarrota
económica y moral, en el desvanecimiento de las falsas seguridades de un
sistema político desgastado que ya no puede negar su condición colonial. Ya nos
lo habían advertido analistas y activistas. Vivimos en el peor momento de la
democracia puertorriqueña. Enterrados en un lodazal colonial que se nutre de la
indiferencia, el cinismo y el pesimismo.
¿Qué nos enseñan King y su grupo que puede
sernos de utilidad en esta hora trágica?
En mi opinión King nos llama a crear las
condiciones y modelo para vencer tres grandes males que nos aquejan y no nos
dejan organizarnos para vencer estas adversidades:
1) la ausencia de
instrumentos de diálogo efectivos entre los sectores y promotores de cambio
progresistas del país;
2) la falta de capacidad para negociar las diferencias
existentes entre las fuerzas de cambio, resistencia y descolonizadoras del
país;
3) la falta de unidad estratégica entre las fuerzas progresistas de resistencia.
Las fuerzas que dominan el actual escenario han logrado cohesión en su proyecto
de dominación. ¿Y nosotros(as) qué?
Martin Luther King, Jr en la Marcha de Selma a Montgomery
Para crear un pueblo en resistencia
necesitamos urgentemente instrumentos con estilos efectivos de diálogos, que
promuevan consensos básicos y estratégicos, capaces de desatar acciones
transformadoras. La ausencia de diálogo efectivo ha sido un defecto
inconfesable que explica el fraccionamiento y el debilitamiento de los
limitados frentes de resistencia en nuestro país. Cuando menciono diálogo
efectivo me refiero a las destrezas requeridas para establecer relaciones
constructivas y alianzas multilaterales: de escucha activa, respetuosa y
enfocada en los asuntos y en la negociación en áreas estratégicas de interés
común. Este diálogo tiene que ser la prioridad entre las fuerzas de resistencia
efectiva en el país.
Si deseamos detener y revertir el proceso
de avance de las políticas neoliberales tenemos que aprender de Martin Luther
King, Jr. y su movimiento. Tenemos que cultivar hasta dominar la capacidad
permanente de aglutinar liderato de toda la isla, que mantenga contacto con
los(as) activistas de base, y que logre enfocar en prioridades las acciones que
fortalezcan a todos los movimientos, al pueblo explotado y empobrecido. Una nueva
cultura de diálogo que construya confianza entre nosotros(as) tiene que tener
carácter de urgencia. Requiere romper con el miedo, los protagonismos y la
crítica severa entre nosotros mismos. Requiere una actitud personal madura y un
desprendimiento de egos e historias tóxicas, para dar paso a un nuevo estilo,
necesario para construir confianza. Es el momento de dar la mejor parte de
nosotros(as): solidaridad, generosidad, paciencia y hermandad.
No nos sirven mucho los discursos que no
conecten a la gente y a los movimientos. Tenemos y contamos en el país con las
personas capaces para dirigir estos diálogos en una atmósfera alejada de las
agendas pronunciadas de grupos políticos, grupos de interés y partidistas que
siempre terminan dividiéndonos. Es hora de darnos el tiempo para que este
diálogo crezca y culmine en una fuerza opositora que estimule a las fuerzas de
resistencia en nuestro país. Para arrancarle pedazos del poder casi absoluto a
las fuerzas económicas y políticas opresoras que al momento no cuentan con una
oposición considerable: ¡y lo saben! Saben que no estamos conectados.
A las fuerzas de resistencia le urge
equiparse con la poderosa herramienta y destreza de negociar entre
nosotros(as). El movimiento de Martin Luther King, Jr. nos sirve de ejemplo de
la necesidad de negociar agendas particulares para optar por otras que las
adelanten. Necesitamos darnos la oportunidad a nosotros(as) mismos(as) y
dejarnos de sobre cuestionarnos. Dejar de creer en que solos podemos adelantar.
Dejar de creer que tener la razón es suficiente para adelantar nuestros
proyectos alternativos. Hay que volver a la disciplina de la negociación que
sirva para adelantar propósitos mayores. Si logramos construir una cultura de
negociar a base de los intereses comunes y estratégicos, nos fortaleceremos de
tal manera de que vamos a poder entrar a disputarle el poder a los opresores.
¡Nadie, absolutamente nadie, ahora mismo por si solo lo puede hacer. Todos y
todas somos importantes y necesarios.
¿Qué nos pasa que en el momento en que
nuestra condición colonial es indiscutiblemente evidente y que los partidos
mayoritarios están empantanados en sus fórmulas de suma cero, no surge un
movimiento por la soberanía con la contundencia necesaria? El legado de King
nos convoca a conectar voluntades descolonizadoras para crear una alianza
social sólida entre sectores progresistas que crean en la libertad y no le
teman a la descolonización de Puerto Rico. Un movimiento que conecte los
problemas económicos cotidianos que sufre el país. Un movimiento que conmueva
el corazón y movilice la resistencia activa y organizada.
Descolonización con alternativas soberanas
que nos afirmen como nación con identidad propia. Es imperativo concertar con
la gente y los movimientos que crean que si bien es cierto que la
descolonización no va a resolver todos los problemas que nos aquejan, también
crean que la competitividad internacional, las posibilidades de crear trabajo,
que el desarrollo económico con justicia social,y el regreso al país del
capital humano, solo podrá encaminarse con la descolonización de Puerto Rico. Habrá gente y grupos que no respalden esa
idea. Pero creo firmemente que existe en el país gente y grupos que esperan un
movimiento que les brinde el espacio y la oportunidad para impulsar esa idea.
No demos más la espalda a la realidad que
de los sectores progresistas somos pocos, estamos fraccionados y nos estamos
reduciendo. Hay que recurrir hoy más que nunca una visión compartida de que
para tener posibilidades de transformación nos tenemos que unir. Que mientras
el pueblo y las minorías alertas estamos siendo pisoteadas por las fuerzas
opresivas de un sector poderoso de la clase empresarial capitalista
deshumanizada local y estadounidense, el capital humano alternativo decrece.
Que el fraccionamiento nos debilita cada vez más y que cada vez más la
tentación del individualismo nos corroe. Tenemos que exigirle al liderato de
los partidos y de las fuerzas de cambio debilitadas, que se contagien de un
urgente deseo de unidad. Una unidad que sea capaz de producir la presión mínima
pero suficiente para impulsar descolonización de Puerto Rico. ¡Ningún
movimiento o partido por si solo lo va a lograr! Solo la exigencia de un
reclamo unido de un sector soberanista considerable creará las condiciones en
Puerto Rico para crear la presión política interna y externa suficiente para
que los congresistas en Washington no tenga mucha opción para desatender
nuestra condición. Nos hacen falta y podemos incorporar viejas y nuevos caras,
con nuevos estilos y nuevos enfoques que desde el inicio generen confianza y
alienten las esperanzas.
En mi opinión se hace necesaria, y creo que
es posible, una convocatoria a todos los grupos y líderes de base, progresistas
de todos los sectores y rincones del país. Líderes y grupos que crean en la
descolonización que afirme nuestro derecho a la soberanía política con un
proyecto de justicia económica. Convocatoria que desde espacios existentes
creen nuevos espacios, muy posiblemente con caras nuevas, estilos nuevos de
diálogo y capacidad negociadora. Nos tomará algún tiempo tejer esta red pero
cuanto antes comience más pronto lo alcanzaremos. Hago un llamado para que
acojamos la convocatoria para la descolonización soberana y la justicia
económica. ¡Por un nuevo pacto para caminar hacia la libertad y la justicia
social en nuestro país!
Debemos emprender este camino con la
certeza de sus riesgos, pero también con la determinación de ser arriesgados.
¡Al fin y al cabo, no tenemos nada que perder!
*Pronunciado en el Acto Otorgación Medalla
Schomburg & Martin Luther King, Jr. - Colegio de Abogados/as el 17 de
febrero de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario