Ofrenda dedicada a la Sagrada Familia con el fin de implorarles un bien o en recuerdo de uno recibido. Según el historiador Arturo Dávila, se trata de Sor Margarita de la Concepción Calderón quien concedió la libertad a una sierva. (Dávila, p. 74) Este hecho hace suponer que la pieza celebra el gesto libertador de la religiosa. Es interesante notar que esta es la única ocasión conocida, en la que Campeche pinta esclavos. La atención a las facciones de las figuras en la primera historia, particularmente las de la monja, señala la posibilidad de que se trate de un retrato tomado del natural (Dávila, Ibíd.). Esta práctica de insertar en una pintura de tema retratista, un evento histórico o religioso, o viceversa, se evidencia en obras tales como los retratos del Gobernador don Miguel Antonio de Ustáriz, el del Gobernador don Ramón de Castro, el del Obispo don Juan Alejo de Arizmendi de la Torre y el Salvamento de don Ramón Power y Giralt.
La pieza cuenta con una composición centralizada estructurada de forma tal que sugiere tres planos. En la escena inferior el balance compositivo es asimétrico, mientras en las escenas superiores la disposición de las figuras es simétrica; en ambos casos se mantiene el eje central. En el plano inferior, Campeche presenta al extremo izquierdo del lienzo, un grupo de tres figuras presidido por una monja carmelitana acompañada por tres siervos. Las cuatro figuras están arrodilladas, los esclavos portan canastas con flores a modo de ofrendas. La escena aparenta tomar lugar en un espacio interior por las baldosas criollas de la solería. Las dos mujeres esclavas han sido ataviadas a la usanza de la época y de la servidumbre citadina (Dávila, Ibíd.); trajes sencillos sostenidos por tirantes, camisolas y velos cortos sobre sus cabellos. El joven que las acompaña viste pantalón y chaqueta del mismo color sobre una camisola blanca. El exvoto de la Sagrada Familia c. 1778 al 1780, Óleo sobre tabla, Colección del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
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