por Milli Gil
“Dirigir desde la presidencia del Partido Popular Democrático la obra ingente de reformas fundamentales de nuestra estructura económica y social” fue el compromiso que hizo el mayagüezano, Ernesto Ramos Antonini en 1941 cuando aceptó, como premio de consolación, la dirección de esa colectividad en medio de una controversia en la que Puerto Rico perdió la gran oportunidad de establecer un sistema legislativo unicameral.

Según los historiadores, el maestro y orador Ramos Antonini era uno de los pocos de su época que “tenía un sol que le hacía brillar por luz propia”. Era inteligente, era abogado y socialista. Defensor de los derechos de los trabajadores y movía a multitudes de todos los partidos políticos del país por su “elocuencia y su ritmo”.
Fue una de las “bujías” importantes en la creación del Partido Popular en julio de 1938 y fue piedra angular en el desarrollo progresivo del mismo, de cara a las elecciones del 1940.
En las elecciones de ese año el PPD llegó en segundo lugar. La realidad política fue que el PPD había triunfado al elegir doce senadores y dieciocho representantes a la Cámara.

Aunque se sugirieron incluso marchas de apoyo a Ramos el temor de perder la presidencia frente a otro líder negro y estadista, el Dr. Leopoldo Figueroa Carreras -quien había sido secretario de José de Diego- concluyó con la designación de Ramos como presidente interino del PPD quien tuvo que esperar siete años antes de sentarse en la silla presidencial de la Cámara.
En 1941 Muñoz Marín se declaró enfermo y nombró presidente a Ramos para evitar que éste renunciara a su escaño cameral por no haberlo nombrado presidente de ese cuerpo porque era negro.
En su lugar nombró a Samuel R. Quiñones, reconocido adversario intrapartido de Ramos Antonini, que fue entre otras cosas periodista, poeta, abogado y legislador.
“Por un lado se asegura, que la preferencia de Luís Muñoz Marín por Samuel R. Quiñones para la presidencia de la Cámara en el año 1941, le creó un mal sabor a Ramos y a su gente. Ramos, herido y traicionado, amenazó con renunciar a su puesto, hecho que obligó a Luís Muñoz Marín, bajo el fundamento de indisposición física y temporal, a entregarle la presidencia del Partido Popular de forma interina a Ernesto Ramos Antonini”, según Víctor Rivera en su libro "Ramos Antonini: Una biografía necesaria".

Algunos de los argumentos era que “Ramos Antonini no sería muy bien visto en los círculos de poder norteamericano, donde el racismo era determinante y decisivo”.
“Lamentablemente, la historia que irremediablemente redimirá a Ramos, no lo librará a él, ni a Quiñones, ni a Muñoz, de que algunas voces los responsabilicen de que no se escogiera, en la Asamblea Constituyente de 1951-52, un sistema legislativo unicameral en Puerto Rico”, sostuvo Rivera.
Y es que al fundirse Cámara y Senado, en el nuevo esquema constitucional, uno de los dos se habría quedado sin la presidencia de lo que hasta ese momento eran dos cuerpos legislativos.
Para resolver el problema político Muñoz repartió las cámaras. Por eso en el año 1948, Ernesto Ramos Antonini fue elegido Presidente de la Cámara de Representantes, mientras que Samuel R. Quiñones haría lo propio como Presidente del Senado de Puerto Rico.
A pesar de las diferencias entre Muñoz y Ramos en la forma de tratar al movimiento obrero, en la manera de concebir la culminación del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y en la obtención de la independencia de Puerto Rico se dice que había respeto, estima y tolerancia. Sin embargo, cuando se le preguntaba a Muñoz si Ramos podría ser su sucesor en la gobernación nunca lo respaldó directamente aunque reconocía su “gran capacidad política y ejecutiva”.
Ramos Antonini fue el único, en los primeros treinta años del Partido, además de Muñoz, que ocupó la presidencia del PPD. En propiedad fue el Vice-Presidente del Partido Popular, desde su creación hasta el momento de su muerte.

Ramos fue trasladado, a cuatro meses de su nacimiento, de la Sultana del Oeste a la Ciudad Señorial, por lo que históricamente ha sido reclamado como hijo amado por Mayagüez y por Ponce, aún cuando fue en San Juan donde vivió la mayor parte de su vida.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en Ponce, donde se graduó en el año 1917 de la Escuela Superior de ese municipio. Ese mismo año ingresó a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, como estudiante del Colegio de Leyes, hoy Escuela de Derecho.
Para enfrentar la carga económica de sus estudios, ya que provenía de una familia humilde, Ramos además de vender carbón vegetal, junto a su entrañable amigo de la adolescencia, Miguel Ángel García Méndez, alternó sus estudios universitarios en la Escuela de Derecho, ejecutando el piano en el cine Rívoli de Río Piedras y dirigiendo la Banda del ROTC del Recinto de Río Piedras.
Dos años después de haberse recibido de abogado, pasa a ser el miembro más joven de la Junta Central del Partido Unión. Del 1924 al 1928 se desempeña como Vice Presidente y subsiguientemente como Presidente de la Asamblea Municipal de Ponce, por el Partido Alianza Puertorriqueña, y ya despunta su capacidad analítica superior.
Uno de los momentos más extraordinarios de Ramos como abogado fue el proceso del juicio que se siguió a los acusados de la Masacre de Ponce, un tiroteo de gran magnitud que dejó el saldo de 19 muertos y alrededor de sesenta heridos. Ernesto Ramos Antonini fue uno de los abogados del grupo nacionalista, junto a Víctor Gutiérrez Franqui. Contra los nacionalistas no pudo encontrarse culpabilidad, ante un juicio celebrado en la sala del juez Roberto H. Todd, hijo.
La vida juvenil, y aún la adulta, de Ramos Antonini estuvo rodeada de mucha injusticia y desigualdad, a causa de su origen y del color negro de su piel.

En enero de 1945, Ernesto Ramos Antonini revalidó como portavoz del Partido Popular Democrático en la Cámara de Representantes y se convirtió en el Vice-Presidente de ese cuerpo. Fue parte de desarrollo económico y del proceso de industrialización Puerto Rico.
Logró la aprobación de importantes proyectos entre ellos: la creación de una estación de radio con fines culturales. En lo que se ha considerado como una de las leyes de mayor trascendencia en Puerto Rico se establecieron en San Juan, Ponce y Mayagüez, las Escuelas Libres de Música de Puerto Rico. De esta manera el programa de las Escuelas Libres se integró al programa académico del Departamento de Instrucción de Puerto Rico, hoy día conocido como Departamento de Educación.
En un discurso, en el verano del 1931, Ramos se manifestaba en favor de mantener la independencia como único ideal de status político del Partido Liberal. Sin embargo, las tensiones políticas, económicas, sociales -tanto a nivel nacional como a nivel internacional- parecen incidir en la metamorfosis del pensamiento político de Ramos.
Mientras el aparato colonial silencia al ala más radical del nacionalismo, particularmente después del encarcelamiento de Albizu Campos en Atlanta, los regenteadores del poder nacional se dividen.
Esta escisión encuentra a Ramos del lado de otros como Muñoz Marín, Géigel Polanco y Gutiérrez Franqui deslindando nuevos caminos. En ese momento Ramos comienza a entretejer una evolución ideológica hacia el centro derecha aunque se dice que nunca renunció ni renegó de su fibra nacionalista y puertorriqueñista.
Por eso no es de extrañar que “el orador brillante, el táctico y estratega de instinto y de precisión” desde su escaño por acumulación en la Cámara de Representantes, se convirtiera en la figura clave en la implantación del Nuevo Trato criollo.

El parlamentarista abogaba por la sustitución de la Ley Jones por un ordenamiento jurídico de hechura nacional que le brindara sentido de realidad al concepto mismo de gobierno por consentimiento de los gobernados. Por ello se ha dicho que Ramos era la consciencia autonomista del Partido Popular y de Puerto Rico.
Como era de esperarse, en ocasiones, algunos de sus pronunciamientos más contundentes jamaquearon la frágil y a veces problemática alianza dentro del Partido Popular entre el ala liberal del puertorriqueñismo soberano y el conservadurismo de la tecnocracia ortodoxa.
Los hechos, según Víctor Rivera confirman que Ramos Antonini nunca fue lugarteniente sumiso de Muñoz Marín, a quien confrontó más de una vez. Nunca fue el “segundo hombre” de Puerto Rico sino un hombre irremediablemente atado a lo que el mismo llamara el “sacrificio del silencio”.
A iniciativa de Ramos, también se creó el Conservatorio de Música de Puerto Rico, encomendando su organización a otra institución ya creada en el año 1957, el Festival Casals.
La puntualidad en el comienzo de la sesión legislativa, el análisis cuidadoso de la legislación radicada, la observancia de la dignidad parlamentaria y el respeto e insistencia en la consideración a la minoría fueron la agenda predilecta de Ramos en toda su incumbencia.

Parte del éxito de su gestión legislativa debe atribuirse también a los legisladores conque contaba. Gente de la estatura intelectual del ex juez del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Benjamín Ortiz; del también ex-presidente cameral Arcilio Alvarado; de la primera mujer “Speaker”, María Libertad Gómez; Agüedo Mojica y de su sucesor y Santiago Polanco Abreu, entre otros.
Ramos Antonini sin embargo, no estuvo exento de críticas. La prensa publicaba artículos, a principio de la década del 1960, que ponían en tela de juicio la administración y los manejos durante su incumbencia.
Pero su biógrafo sostiene que los artículos tenían el propósito de “descalificar a Ramos Antonini como sucesor, en caso de que Muñoz no fuese candidato en las elecciones de 1964”.
Hay quienes aseguran que Muñoz le había encomendado al Portavoz de la Mayoría y Vice-Presidente senatorial, Luís Negrón López, hacer un sondeo por la isla, porque pensaba que Ramos quería la candidatura a la gobernación para el 1964.
“De esto haber sido cierto, el tiempo y la historia se encargaron que años después, Muñoz y Negrón fueran los que más sintieran la derrota del PPD en 1968. La muerte inesperada, privó a Ramos de convertirse en el primer puertorriqueño negro, gobernador de Puerto Rico” , afirma Rivera.

Se dice que las iniciativas de Ernesto Ramos Antonini como Presidente de la Cámara fueron muchas y le imprimieron al cuerpo, a la legislatura, al ejecutivo y al país, rapidez y eficiencia en la ejecución de los asuntos públicos.
Entre las distintas iniciativas legislativas aprobadas en ese cuerpo, destacan: la Ley Fundamental de la Autoridad de Tierras. la Ley de Hogares Seguros, la Ley sobre el Café, la Ley para la Conservación del Subsuelo, la ley de Salario mínimo, la Ley de Pensiones para ancianos, la Ley sobre Vacaciones para empleados de la Industria, del Comercio de Oficinas y Empresas del Servicio Público, la Ley de Protección a las madres solteras, la Ley de Indemnizaciones a obreros, la Ley de los Doce Meses de Sueldo a los Maestros de Escuela, la Ley de Servicio Civil, la Ley de Ocho Horas de Trabajo para la Policía, la Ley General que reforma el Departamento de Trabajo, la Ley sobre Autoridad de Hogares, la Ley sobre el Nepotismo.
Además de la presidencia de la Cámara de Representantes, la portavocía de la mayoría parlamentaria cameral, la Vice-Presidencia y Presidencia interina del Partido Popular, su destacada labor como abogado laboral y criminalista, su tarea docente y su destacada participación como asambleísta municipal en Ponce su pueblo adoptivo le merecían el respeto del pueblo.
Fue uno de los 92 constituyentes que configuraron el nuevo orden constitucional que rige hoy los destinos de Puerto Rico y presidió la Comisión del Poder Judicial. “Así he contribuido a garantizar la eficiencia, la independencia del Poder Judicial”, dijo Ramos Antonini.

En octubre de 1954, el entonces “Speaker” incluso pedía se limitaran las funciones del gobierno federal. “Consideramos que el desarrollo del Estado Libre Asociado habrá de realizarse mediante cambios mutuamente acordados, dirigidos a eliminar aquellas funciones del gobierno federal que la experiencia demuestre que son innecesarias, al concepto de la libre asociación, y por tal razón, menoscaban su hondo y pleno significado”.
Esos reclamos radicales del desarrollo progresivo del Estado Libre Asociado le trajo problemas y quejas múltiples de los líderes de centro y derecha, en el Partido Popular Democrático, quienes siempre vieron en Ramos, su liderato y sus posiciones, un peligro real.
Ramos Antonini abogó siempre por una participación mayor en el desarrollo de la política exterior en el marco de la relación vigente entre Puerto Rico y Estados Unidos, “para mejor servir al principio de la solidaridad interamericana”.
A pesar de las diferencias entre Muñoz y Ramos en la forma de tratar al movimiento obrero, en la manera de concebir la culminación del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y en la obtención de la independencia de Puerto Rico se dice que había respeto, estima y tolerancia. Sin embargo, cuando se le preguntaba a Muñoz si Ramos podría ser su sucesor en la gobernación nunca lo respaldó directamente aunque reconocía su “gran capacidad política y ejecutiva”.

La muerte sorprendió rápida y súbitamente a Ramos Antonini trabajando sobre lo que fue su último proyecto: la Ciudad del Arte de Puerto Rico que consistía en un “pequeño pueblo de 900 unidades de vivienda para ser vendidas a artistas y sus familiares”.
Sin dar espacio a trasladar su cuerpo, todavía con vida, a un hospital murió víctima de una fulminante trombosis coronaria en su residencia de la Calle Duarte, de Hato Rey.
Las muestras de cariño, respeto y adhesión de todo Puerto Rico para Ramos y su familia fue la manifestación lógica de un pueblo consternado ante la inesperada noticia. “Había fallecido Ernesto Ramos Antonini, el abogado, orador, músico, maestro, parlamentarista, político y presidente cameral.
El gran ausente en el funeral de Ramos Antonini fue Luís Muñoz Marín quien prefirió prolongar su estadía en Chicago.

Años después cuestionado por la ausencia de Muñoz Marín en el entierro del que luego sería su suegro, la excusa del ex gobernador Roberto Sánchez Vilella fue que “Muñoz no hubiese resistido ver a Ramos en un ataúd”.
* Fotografías tomadas de la página www.ramosantonini,com.
Nota este articulo fue tomado de la pagina Mayagüezsabe a mangó.com
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